Fin y principio de año son temporadas para dos tipos de ritual, los de mirar para atrás y para adelante. El título de esta nota delata esa intención y todo lector que haya llegado hasta aquí sabe de qué va el asunto. Va de mirar el mundo de las tecnologías digitales en ambas direcciones, y empezaremos por hacerlo hacia adelante.
Lo que se nos echa encima
Durante 2023 se consolidará un concepto, metaverso. Este año se irá extendiendo una mejor comprensión de lo que promete a través del internet, experiencias de usuario que superponen nuestra percepción del espacio y del cuerpo a los sentidos de la vista y el oído, que son la base de la experiencia digital. Crecerá el llamado “gaming social”, juego entre varias personas, en plataformas como Roblox o Fortnite, mientras que plataformas como Spatial.io atenderán la contraparte “de negocio” o “adulta”, si se vale decirlo así. Un atributo fundamental de estas experiencias será la escalabilidad, que aumentan en grado de inmersividad, que envuelvan al usuario de un modo más completo, conforme atraigan más usuarios a sus diversos ámbitos virtuales, sea para jugar, para interactuar socialmente o para impulsar nuevos modos de negocio y de comercio digitales.
La inteligencia artificial (IA) será el otro gran actor del año. Microsoft, que continúa como uno de los gigantes de la industria, ya anunció su intención de invertir cantidades millonarias en la materia, y otros actores harán lo propio. De manera inmediata, lo que atraerá más atención será la cuestión de cómo aprovechar los desarrollos que ya se tienen. OpenAI, empresa sin fines de lucro, ofrece un abanico de iniciativas en la materia. Atrás, literalmente como telón de fondo, continuará un debate de mucho más largo alcance, sobre si la IA es o no una amenaza para el mundo como lo conocemos.
Lo que quedó atrás
En este sentido, es momento de mirar atrás, a fin de extraer aprendizajes. Consideremos las pérdidas millonarias en gigantes como Facebook, Amazon o Salesforce, que parecían imbatibles en sus respectivos nichos, y los tropezones de las criptomonedas. Vale la pena preguntar si ocurre por causas externas o internas a las tecnologías digitales. ¿Estos trastornos se deben a las secuelas de la pandemia, aún presentes, sumadas a los trastornos de la guerra en Ucrania y las tensiones entre Estados Unidos y China? ¿No será más bien que a estos consorcios les ocurre algo que ya atestiguamos, ver empresas como Nokia o WeWork, a las que la evolución de la tecnología las sacó de mercado o que no tenían un modelo viable?
Lo que más nos vale hacer
Parece que nos encontramos en el umbral de otra transformación de fondo. Lo que hasta el año pasado se identificaba como Big Tech ahora se ve amenazado por New Tech. Imposible ofrecer aquí la receta de cocina que todo lo solucione. Imposible también, aspirar a que las cosas den marcha atrás o que los conceptos de los que hablamos antes, metaverso e IA, se desvanezcan. Ahora más que nunca se necesita la proactividad. La tecnología nos presenta nuevas herramientas y es preciso entender qué son y qué ofrecen, para entender cómo aprovecharlas.